De niños aprendemos que, si lloramos, recibimos cariño; si mostramos que estamos tristes, recibimos consuelo. Si no podemos convencer con nuestra sonrisa, seguramente convenceremos con nuestras lágrimas. Pero ya no lloramos (excepto en el baño cuando nadie nos oye), ni sonreímos (sólo a nuestros hijos). No mostramos nuestros sentimientos, porque la gente puede que somos vulnerables y aprovecharse de ello.Dormir es la mejor medicina.
viernes, 7 de agosto de 2015
Adulterio - Paulo Coelho
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